martes, 6 de septiembre de 2011

Recién casados

Antes de casarse ya tenía cara de divorciada.

El mismo día que probaban el menú del banquete de bodas, ella se reunía con su abogado para repasar los diferentes tipos de acuerdos de separación matrimonial.

Poco duró el enlaces, y también su plan. Antes de que su marido pudiera aceptar su petición de divorcio, él enviudó.

miércoles, 31 de agosto de 2011

Fin de verano trae este agua



Sobre el amarillo suelo caen las gotas de lluvia. Huele a reseco, a verano agotado, a otoño recién llegado.

Los viandantes desempolvan sus paraguas. Un pañuelo cubre la cabeza del pastor; mientras, sus perros se lavan. Fin de verano trae este agua

Las nubes grises visten el cielo y un viento fresco amaina con la tarde. Alguna hoja, con tiento, se escapa del árbol y cae al suelo.

El fin del verano ya no espera a que otra hoja del calendario pase. El otoño avisa, que pronto, viene para quedarse.

Imagen: Paisaje en verano, Remigio Megías García

lunes, 7 de febrero de 2011

Gloria bendita

El humo que desprendía la taza de café le olía a gloria bendita. Sus manos abrazaban al recipiente como para que no se escapase, pero en realidad lo hacían para calentarse. Qué gusto sentir cómo el calor de la loza traspasaba su piel y revivía sus articulaciones. ¡Gloria bendita!

Las dos cucharadas de azúcar hacían más apetecible, aún, el brebaje. Sus largos dedos hacían girar la cucharilla mientras el sólido edulcorante desaparecía entre el líquido estimulante.

Buscó en su bolso el paquete de cartón, ese que contenía el humo que aspirar y que tan bien sabía con el café. Para sentir ese gran placer sólo necesitaba un mechero, en su defecto una cerilla. Los tenía. Pero no, a partir de hoy, el café sin cigarro también le sabría a gloria bendita.

miércoles, 12 de enero de 2011

Desayuno de Reyes

Al despertarse bajó corriendo las escaleras. El frío suelo agilizaba sus descalzos pies, los zapatos aguardaban desde la noche anterior en el piso bajo y ponerse unos calcetines hubiera significado perder demasiado tiempo.

Antes de irse a la cama el protocolo de cada 5 de enero: en la mesa de la cocina una bandeja llena de dulces navideños, entre los que no faltan turrón del duro, turrón del blando y polvorones de estepa, de esos que tienen el envoltorio de papel. También una botella de cava recién descorchada y a medio servir en tres copas alargadas de fino cristal. Tampoco puede faltar algo salado para que los Magos cojan fuerzas, una tabla con los mejores embutidos.

Debajo del árbol, en hilera, esperan los zapatos, todos los zapatos de Mario. Como siempre cada par tiene su regalo. Ahí están los mocasines, las zapatillas de fútbol sala, los zapatos sin cordones, las botas de montar e incluso las pantuflas de estar por casa. Aún sabiendo qué se esconde debajo de cada paquete de colores, Mario desenvuelve expectante los regalos.

En la cocina, todo está como la noche anterior, intacto, así que el desayuno del día Reyes ya está preparado. Mario desayuna solo todos los días, pero no cava.